Thursday, March 15, 2007

Wild Blue



Quién puede cambiar un atardecer tan idílico y majestuoso como el que se muestra arriba por una artificialidad tan monstruosa y despilfarradora de energía como la de abajo? Y bien, tampoco hace falta encontrar una playa tan maravillosa como la de la foto, cualquier playa natural es mejor que ese cuadro elaborado por un artista que sueña y reproduce paisajes muertos. Estos paisajes artificiales solo cobraran sentido cuando las playas y el mar estén lo suficientemente contaminados y no sean aptos para la raza humana. Confío en que esto no suceda nunca, y se quede en una utopía vacía de significado. Y yo me pregunto, qué debe tener de salvaje?
Salvaje azul
Este cielo jamás se nubla, aquí no llueve nunca. En esta mar nadie corre peligro de ahogarse, esta playa está a salvo del riesgo de robos. No hay medusas que piquen, ni hay erizos que pinchen, ni hay mosquitos que jodan. El aire, siempre a la misma temperatura, y el agua, climatizada, evitan resfríos y pulmonías. Las cochinas aguas del puerto envidian esta aguas transparentes; este aire inmaculado se burla del veneno que la gente respira en la ciudad.
La entrada no es cara, treinta dólares por persona, aunque hay que pagar aparte las sillas y las sombrillas. En Internet se lee: “ Sus hijos lo odiarán si no los lleva…”. Wild Blue, la playa de Yokohama encerrada entre paredes de cristal, es una obra maestra de la industria japonesa. Las olas tienen la altura que los motores les dan. El sol elctrónico sale y se pone cuando la empresa quiere, y brinda a la clientela desampanantes amaneceres tropicales y rojos crepúsculos tras las palmeras.
_Es artificial – dice un visitante- . Por eso nos gusta.

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